Prueba
- Y a un idilio tan frío solo le puede la muerte -


Prueba

29 de enero de 2011

Desde la ventana de Susan

Foto: Caridad Martín


Susan era una niña de ocho años, feliz y con una vida normal hasta que un día desde el hospital llegó un informe que cambió la vida de ella y la de toda su familia: padecía leucemia. Su madre habilitó una habitación para que nadie la molestase y estuviese aislada de posibles contagios. Era primavera y desde la ventana pudo ver a un extraño hombre que pegaba brochazos sobre enromes lienzos blancos. Era su vecino el pintor. Su madre al fin accedió y fue a su casa para pedirle que por favor viniera a visitar a su pequeña fan que cada tarde lo divisaba desde el otro lado. El aceptó y se reunió con la pequeña Susan.

- ¡Yo quiero aprender a pintar igual de rápido y de bien como tú! - le dijo
- Sin duda lo harás cuando te hayas recuperado - le contestó el pintor mientras le acariciaba la frente.

De repente Susan le preguntó algo que le inquietaba desde hacía semanas.

- ¿Por qué no tengo pelo?
- Porque estás enferma
- ¿Me voy a morir?
- Por supuesto que no.
- ¿Cómo lo sabes?
- Porque tú eres como ese árbol que hay ahí. Ese que está entre tu ventana y la mía, ¿lo ves?
- Sí, es muy bonito.
- Es bonito porque tiene hojas frondosas y hermosas flores. Pero tú eres como él y ambos vais a ser grandes compañeros.
-¿En serio?
- Así es. Cuando él tenga frío porque aprieten los vientos del norte tú tiritarás. Cuando llegue el otoño y sus hojas comiencen a caer tú te notarás más cansada. Por eso tienes que resisitir al duro invierno como él y luchar para que esa última hoja no caiga nunca. Tienes que luchar, ¿me lo prometes?
- Sí - dijo convencida.
- Adiós Susan.

A la mañana siguiente la pequeña se asomó desde su ventana y no vio al pintor. Pasaron las semanas y el verano se iba acercando. Las hojas del árbol cada vez estaban más amarillentas a la vez que ella se sentía mucho más cansada y con fiebres contínuas. Su madre la cuidó durante semanas pero la gravedad de su enfermedad no remitía. El verano dio paso al otoño y este fue mucho más duro por los vientos que se llevaban las flores muertas de la copa de su árbol amigo. Destruyó muchas hojas y las lanzaba al infinito. Susan estaba cada vez más preocupada porque cada vez se encontraba más débil y había prometido resistir a su amigo el pintor, ahora desaparecido.

El invierno llego y los mejores médicos del país atendieron a Susan. Ella se pasaba casi todo el día durmiendo y cuando despertaba su único consuelo era mirar a la única rama que seguía conservando un grupo de hojas. Habían sido las más resistentes. Se tambaleaban hasta que el viento por fin conseguía derribar alguna. Susan sentía cada vez más miedo y preocupación. Ella era el árbol y tenía que sobrevivir. Al día siguiente comprobó que sólo había tres hojas muy débiles y muy pequeñas las que estaban luchando por salvar su destino. Rezó muchísimo pero de nada sirvió porque ella misma comprobó como el viento arrancaba a dos de cuajo. Ahora sólo quedaba una. Era la más pequeña y lejana; y Susan se sentía como ella. Los médicos aseguraron a sus padres de que nada podría salvarla, estaba más enferma que nunca y la pequeña se sentía débil y responsable de aquella hoja que resistía como una verdadera luchadora.

Al día siguiente su corazón dio un vuelco al comprobar que todos los árboles de la calle estaban sin una sola hoja y todos llenos de nieve en sus ramas. Pero increiblemente, su pequeña hoja seguía inamovible de su rama temblorosa. Ella cobró fuerzas al ver que el árbol y ella seguían manteniendo el mutuo pacto de no abandonarse jamás.

La primavera llegó y Susan había conseguido vencer a su enfermedad. Con unas fuerzas rebosantes de ilusión convenció a su madre para poder ir a visitar a su amigo el pintor y contarle que había conseguido mantener su promesa. Llamaron una y otra vez al timbre pero nadie les abrió. La niña estaba preocupada e intentó divisar por un rellano de la escalera otra perspectiva de la ventana del pintor. Desde un gran ventanal pudo ver la cama, el caballete y los pinceles usados de su amigo pero nada de él. Pero había algo extraño debajo de la ventana. Se trataba de una mancha alargada. Llamó a su madre y le preguntó qué era aquello tan extraño que había debajo de la ventana del pintor.

- Es una hoja pintada Susan. Desde tu cuarto la has tenido que ver muchas veces, ¿verdad?

- Sí, mamá. Ha sido mi gran amiga y la acabo de reconocer.

- Porque la verdadera felicidad sólo existe en el lugar donde la conocimos-

Adaptación de la historia de Jorge Bucay "Cartas para Claudia"



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26 de enero de 2011

Eternos


Somos eternos
porque nacimos de la nada.

Así como un susurro
que no llega siquiera ser música.
Como la caricia que se deshace
en su delicado manto de arena.


Recordarás que siempre era demasiado temprano
para dejar de bebernos.
Y que mientras tanto, entreteníamos a las buganvillas
para que, en su letargo de primavera,
nos regalaran aquella ilusión
posando su vuelo
bajo nuestros labios de lumbre.

Córdoba con su luto salpicado de marfil
y tú haciendo del mundo mi parque de recreo,
un paraíso de alegrías perdurables.
Todo era fácil en tu abrazo, hasta vivir.

Y como el amante que se despide sin despertar
me abandonas en mitad de nuestros juego de ángeles sedosos.
Y yo, sigo siendo amapola que se resigna
a que la besen los insectos de acero.
Porque después de probar tu boca, todo es filosofía.

Pero ahora dime, ¿dónde duermes?
¿De qué color te has disfrazado?
Hueles a otoño pero a la vez me sabes
a un abril que nunca acaba.

Ahora que todo se hace frío y difícil
sólo me queda un recuerdo.
El testamento de un corazón que grita y no llora;
que se ahoga y malvive en esta sed que no cesa.

- Jesús Leirós -




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25 de enero de 2011

Personajes| Joan Crawford


Fue, en el sentido radical de la palabra, una superestrella de cine. Vivía por y para ella. Tenía una necesidad imperiosa por estar siempre bella, perfecta, sublime, en portada y dispuesta a convencer a la opinión pública de que su vida era la que toda mujer de bien podría soñar. Pero tras ese halo de glamour y notoriedad se escondía una verdad que una vez descubierta dejó mudo a medio Hollywood petrificado.

Lucille Fay Le Sueur nació en 1904 en Texas (EEUU) sufriendo el abandono de un padre al que nunca llego a conocer. Soportó durante toda su infancia la suciedad y el desorden que reinaba en la casa de su madre y padrastro creándose en la pequeña un rechazo enfermizo a todo lo que no estuviese limpio y en perfecto orden.

Incapaz de quedarse embarazada con los tres maridos que tuvo, decidió adoptar y lo hizo a lo grande, como a ella le gustaba todo: cuatro hijos en total. Pero sería una, Cristina, la que en su biografía desató la polémica al dar a entender los detalles ocultos que su madre se había encargado de salvaguardar por encima de todo.


La diva tan sólo se fumaba un único cigarrillo de cada paquete de tabaco. Según ella comentaba a sus más allegados: "el resto estaban ya demasiado contaminados"...

Joan Crawford odiaba que sus hijos colgaran sus ropas en perchas de hierro o alambre y cuando descubría que así lo habían hecho nadie podría detener su furia. Una noche apaleó a sus dos hijos, entre ellos a la citada Cristina, con la misma percha para que aprendieran que nunca más deberían de cometer "tan grandísimo despropósito". Cambiar la taza del retrete semanalmente, limpiar toda la casa diez veces por semana, ducharse cuatro veces al día, peluquero, cocinero y varios asistentes personales. Y por supuesto el uso de la violencia en todo momento que cualquiera osaba a contradecirle.



Disney caracterizó a una de las malas más perversas de la factoría basándose en la actriz.

A pesar de los continuos maltratos a los que sometió la diva por excelencia del cine clásico Hollywoodiense, Cristina Crawford estuvo hasta el último momento junto a su madre. La misma que le intentó engendrar un odio visceral hacia toda persona que no cumpliera unas órdenes estúpidas, sin quererlo le inculcó otro valor añadido: el de prestar la otra mejilla. Ella que nunca había sabido lo que era un abrazo, un beso sincero o una caricia espontánea sin que fuese pasto de la publicidad, lo hizo sin miramientos acompañándola hasta el día de su muerte. Y es que la verdadera estrella de la historia jamás tendrá Óscars en sus estanterías, ni periodistas que quieran conocer sus inquietudes. Pero tiene algo mucho más valioso: el coraje de perdonar sabiendo que nadie comprendió su misericordia.

Extracto de la magnífica película "Queridísima Mamá" que relata lo contado , ¡no os lo perdais!

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21 de enero de 2011

Presentación en "Los Berengueles"



Ayer a estas horas estaba ya todo listo para el primer acto especial del 2011. Amiga y presentadora del acto, Isabel Agüera, llegaba regalándome un tierno abrazo como si así quisiera contagiarme de serenidad y certeza. Lo consiguió de lleno. Tras ella llegaron mis profesores de Lengua y Literatura como D. Juan Luis Luengo, la zoóloga Doña Mercedes Manzanares, la reconocida y premiada poetisa María Rosal; amigos y compañeros de la Facultad: mis adorados como Toñi, Carmen, Nieves, Sebastián, Rafael, Ana, David, Alba, Sandra, Mariajosé, Juan Antonio, Conchi... Muchos sonriéndome tras varios años de exilio no pactado. Otros los conocí esa mágica noche para compartirlos para siempre. Todos necesarios. Todos bienvenidos.

Detalle de la gitana que se donó a la colección de la Taberna-Restaurante "Los Berengueles" como muestra de agradecimiento y afecto.

En esta ocasión quisimos contar con la colaboración de Mariajosé Luna, actriz estudiante de Arte Dramático e íntima amiga ; y mi queridísima Isa Pérez, de una voz mágica y mujer de bandera. Por supuesto no podemos pasar por alto la genialidad musical de Alberto Gutiérrez. Aunque nos tiene ya acostumbrados a su buen hacer con cualquier instrumento (pues además de pianista, es saxofonista, músico, arreglista y compositor) en las numerosas actuaciones que ha representado por toda Andalucía, esta vez hizo las delicias de todos los asistentes con un estilo personal y adecuándose a cada uno de los textos que vertebraron el evento. Desde aquí darle las gracias una vez más y hacerle saber que esto tan sólo es el principio. Ya somos un equipo.


"Nadie", "Tan sólo tu cuerpo", "Eternos" y "Soñaba el río" fueron sin duda los poemas que más gustaron a un público tan heterogéneo como numeroso.

Los cambios más destacables en esta segunda presentación fueron varios. En primer lugar la nueva selección de poemas que se recitaron. También se procedió a la lectura del relato ganador del I Certamen de Relato Breve de la Facultad de Derecho de la Universidad de Córdoba en 2009 "De sangre y oro". Se eligió con motivo de su temática sobre el origen del olivo del patio de los naranjos. Maravillosa acogida del mismo. Y por último la repercusión mediática del acto gracias a el diario "Córdoba" , "El día de Córdoba" y "Alto Guadalquivir", "Matías Prats Radio" y Universidad de Córdoba.

Con Isabel Pérez y Mariajosé Luna durante la lectura de "De sangre y oro"


Agradecimientos a los citados medios, a la Taberna-Restaurante "Los Berengueles" por su envidiable disposición a la hora de colaborar con nosotros en la ambientación y ejecución del acto. Al Ayuntamiento de Villa del Río y, por ende, al concejal de cultura Jesús Morales y Pedro Sánchez por su representación institucional y su prestación a apoyar actos de este calibre. A Antonio Lara por hacer factible mi gran sueño en la capital, gracias por tu eficencia. A mi familia por ser mi escuadrón blindado e infalible.

El músico Alberto Gutiérrez al saxo

La noche terminó con la actuación que Juan Calero quiso brindarnos a todos los asistentes con la magnífica interpretación "A ciegas" y otras coplas que causaron verdadera impresión y entusiasmo. La fiesta siguió ya fuera de los Berengueles que sin duda se ha convertido en la Meca de un sueño que nace para no morir.


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10 de enero de 2011

"La vida en beso" llega a Córdoba


Tal y como anunciábamos a finales del pasado año, La vida en beso llega a la capital cordobesa y lo hará con una presentación que tendrá lugar el próximo jueves 20 de enero de a las 20h. El lugar escogido en esta ocasión será la Taberna-Restaurante "Los Berengueles". Antiguo palacete de los Marqueses de Valdeloro en pleno centro histórico y a menos de cinco minutos a pie de la Plaza de Colón, Plaza de Capuchinos, Plaza de San Miguel y de Plaza de las Tendillas, este maravilloso lugar se convierte en el escenario ideal para la primera gran puesta en escena en Córdoba. Desde aquí agradecer la asombrosa facilidad y cortesía con la que acogieron este proyecto.

Como ya hicimos en la presentación en Villa del Río, contamos con la impagable colaboración del músico, pianista y mejor amigo Alberto Gutiérrez Agüera que embriagará con sus notas perfectas al piano cada uno de los poemas y relatos que allí se leerán. Para ello también interpretarán dichas lecturas compañeros de mi grupo teatral "La Parroquia". El acto irá acompañado de videoproyecciones que vertebrarán el acto en sí.

Destacar la absoluta disposición de la gran escritora y paisana Isabel Agüera Espejo-Saavedra al ser la que corone e inagure tan esperando evento. Y no podía ser de otra forma ya que además de amiga y confidente, ella también cuenta con su rinconcito en el libro al ser ella una de las tres prologuistas de La vida en beso.

Agradecimiento especial a Antonio Lara Quero por su potencial a la hora de organizar, coordinar y hacer realidad proyectos culturales de gran alcance y siempre de forma altruista. De todo corazón, gracias.

¡Os espero a todos!

Taberna-Restaurante "Los Berengueles" C/Conde de Torres Cabrera, 7 Córdoba

Hora: 20h Fecha: jueves 20 de enero de 2011

http://www.youtube.com/watch?v=VcY2l5cyjKU

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8 de enero de 2011

Sólamente tú

Foto: Caridad Martín

"..si por alguien seguí caminando fue por ti, bien lo sabes. Yo que vine para ser de ti, me transformo en rocío de cardos si no es a tu lado donde sueño. Déjame recordarte, como la primera vez, cuando todavía no nos importaba que los sables nos atravesaran los corazones. Cuando el cielo era lo suficientemente claro para no echarla en falta. Seamos por un segundo esa fantasía ciega que sí comprende el lenguaje de lo prohibido. Inventándonos, como antes, aunque sólo seas fantasía. Un sueño fugaz, como perdido en el viento. Allí, lejanos de todo, donde no haya soles que me despierten, sin alejarme de tus besos. Sumergidos en la piel, tampoco vendrá el sueño, tan sólo tu cuerpo.

Tú, la totalidad poética que una sonrisa puede soportar. Gitano, sublime y de una biología subterránea; como toda materia dotada de la originalidad de su propia fama. Tan sólo mi música derritió los gestos estudiados. Te recuerdo sentado y vestido con unos ojos que parecían no respirar. Y como una María Magdalena limpié con suspiros todos los besos extraños que habían ensuciado alguna vez tus labios fijos. Notaba que en mi boca no cabía nada más que una palabra que revoloteaba entre mis dientes. Se hizo líquida para luego ser tragada..."



Fragmento de "En paraíso andaluz" de La vida en beso (2010)
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5 de enero de 2011

Al desnudo

En una ocasión Einstein aseguró que había una fuerza mucho más poderosa que la electricidad y que la energía atómica: la voluntad. También hay una fuerza que mueve voluntades: el amor.

Si me besas en esta mañana que no tiene ni guión ni ganas de empezar te aseguro que no oiré el despertador.

Si me traes el deasayuno a la cama para desayunarte prometo no luchar por recordar ese sueño que se difumina entre la memoria.

Si hoy cuando saliese por la calle todos mis vecinos hiciesen el amor en los balcones, en sus puertas, sobre los coches y tirados en mitad de la acera, nadie leería los bandos municipales que el alcalde ha preparado.

Si en los colegios no tuviesen tiempo para explicar los logaritmos y el elemento neperiano, aprenderíamos a diferenciar el amor de la pasión y cuándo ambas hacen la comunión.

Si todas las oficinas fuesen edenes, los bancos tuviesen grandes colchones y la frutería gastase una luz más tenue, acariciaríamos nuestra piel como si fuese la última vez, a todas horas.

Si las universidades estuviesen realmente preparadas para hacernos libres, independientes y eruditos, las clases serían muchas en silencio y la desnudez de alma y cuerpo como uniformes requeridos.

Si en mi país sólamente se escuchasen los millones de labios que se despegan para fundirse en caramelo una y otra vez nadie escucharía las demagogias politicas, todos quedarían silenciados, nadie tendría hambre nada más que de el otro...

Si en el mundo tan sólo se escuchase el sonido de la piel fundida en piel, de los pechos mordidos, de los quejidos de placer...no se escucharían los bombardeos de las guerras, no se distinguirían las razas, ni las creencias, ni los calendarios que hemos gastado cada uno. Si tan sólo nos quisiéramos los unos a los otros el mundo sí sería comprensible. Con los ojos cerrados, reinventando cada rincón, latiendo vivos...

Si en el mundo tan sólo quisiéramos vivir, lo haríamos esta vez bien. Esta vez juntos.


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4 de enero de 2011

Competencia leal


La guerra por la supervivencia de nuestra especie está más a flor de piel de lo que podemos llegar a creer. En realidad se trata de un hecho que se da con mayor frecuencia entre hombres que entre mujeres. Los celos, así lo explica el zoólogo Desmond Morris, del hombre tienen su origen en la necesidad de saber con absoluta certeza que el niño que está criando junto a su fémina es suyo. El simple hecho de pensar que está defendiendo la vida de un intruso le lleva a estar en alerta casi todo el tiempo. Pero no nos echémos las manos a la cabeza tan pronto porque esto ocurre hoy en día en el resto de especies animales.

Con las hembras pasa algo diferente. Ella prefiere contonear sus encantos ante el mayor público masculino posible para así asegurarse la mayor cantidad de machos preparados para competir y así demostrar que están dispuestos a engendrar crías. La mujer de alguna forma también lo hace. Pero he aquí el quid de la cuestión. A diferencia del resto de hembras animales, la mujer no baja la guardia una vez que se ha contoneado, encontrado a su pareja ideal y cría a sus hijos. De hecho es la única que siente esos "celos" cuando su cónyuge entra a formar parte en otro cupo de aspirantes para otra hembra dispuesta. Por consiguiente la mujer se masculiniza al hacer uso de ese sentimiento que nada tiene que ver con su supervivencia ya que la tiene cubierta.

La mujer enamorada quiere ser siempre tratada como una diosa, nunca de igual a igual sino con ese halo de divinidad al querer sentirse como la única mujer en el mundo. La más deseada. Y en verdad debería verse así. La mujer de nuevo se hace única ante el resto distanciándose hasta con su propio reino animal, hasta con nosotros los hombres. De nuevo y por siempre ellas.



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3 de enero de 2011

Silencio


Para amar sólo hace falta una cosa: un corazón; el propio. Nada más. Y este corazón tan sólo necesita de latidos para que el mundo gire y todos en torno a él.

Se alimenta de poesía, de recuerdos que amurallan el ayer, se viste desnudo y galopa sin perder el aliento. El corazón vive en nosotros y esclaviza sin látigo. Sin tener ojos visualiza los besos añorados, no tiene boca pero gasta un hambre voraz para atrapar el deseo de su carne. Tiene su propia dinámica y la medida de nuestra comodidad se basa en su entendimiento más o menos acertado.

El corazón siempre quiere más. Y es que el beso perfecto todavía no ha decidido presentarse. Siempre echamos de menos el abrazo venidero, la danza de unos labios que no arañen, los ojos que nunca conocieron el pecado original... Como si viviese en una eterna regeneración sigue latiendo en su cautivo placer acorazado y con sangre y sumergido en su recreo nos repite incansable que mientras vivamos en él, el amor será su único hábitat deseado.

Hasta que no logre latir amando no dejará de repetirnos en su idioma particular y punzante que no estamos vivos. Nos regará de una sangre artificial para que continuemos en la lucha de la búsqueda, en la batalla flagelante entre las multitudes hasta el hallazgo de esa persona que calme nuestra sed para no ahogarnos en ella. El lenguaje de los corazones desconsolados es el silencio. Un silencio que pesa y desgasta. El silencio que el amante impetuoso comparte con su almohada; el silencio que sumerge a los no correspondidos en el destierro marchito de sus soledades.



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2 de enero de 2011

Mi mala favorita


Casada a los catorce y coronada a los dieciocho, Maria Antonieta no pudo disfrutar de una vida acomodada a pesar de vivir en Versalles, estar casada con el delfín Luis XVI y disponer de todo un séquito rendido a sus pies.

Su historia de amor no es la típica de una reina de mil setecientos casada por conveniencia con el rey tal. Fue flagelante desde el primer momento hasta el último. Y es que nunca se ha podido - o querido - dar a conocer esa otra versión, ese otro punto de vista donde sí es comprensible el comportamiento de una niña-reina que sólo tuvo tiempo para rendirse ante la idiosincrasia francesa de la época para reprimir así sus impulsos sistemáticamente.

Su matrimonio no fue consumado hasta tres años después del enlace. Su madre, su consejero de palacio, todo Versalles y media Francia se encargaban de repetirle una y otra vez que hasta que no tuviera un hijo varón su posición estaba en continuo entredicho y nada era seguro. A todo esto le añadimos la inapetencia sexual de su marido y sus extraños hobbies como coleccionar cerraduras o estudiar la historia de las llaves en Europa. También nos sirve de prueba de la mala prensa que cultivó a su alrededor fue la invención de la archiconocida frase: "Si no tienen pan, que coman pasteles" refiriéndose al proletariado hambriento y asfixiado por los altísimos impuestos. Salió de la boca de todos los que la quisieron lapidar tanto en vida como en su muerte bajo la guillotina y así se ha podido comprobar siglos más tarde.

Pero hubo en su vida un episodio que sería bueno recordar y es el de la búsqueda desesperada de esta diva austríaca por descubrir la pasión, el amor y la supervivencia en manos de alguien que apenas tuvo tiempo para conocer. Lo encontró en un general sueco que había servido para la armada francesa en su campaña en norteamérica. Decimos que descubrió la pasión porque fueron varias las noches las que disfrutó de su compañía a escondidas, el amor porque fue por él por quien recobró el coraje de seguir con las riendas de su esperpéntica vida y superviviencia porque consiguió darle a Francia el hijo varón que soñaban desde hacía años.

Y eso sí que hubiese sido bueno para el cartesianismo galo: ver coronado a un rey bastardo fruto de la pasión desenfrenada entre Austria y Suecia sin que hubiese ni una sóla gota de sangre francesa. Pero no hubo tiempo porque las cabezas reales rodaron poco depués una tras o otra. Pero segurísimo que si se hubiese convertido finalmente en rey y descubren el embrollo, allí estaría Rousseau para decir esa maravillosa frase: "El vicio rara vez se insinuó oponiéndose a la honradez; casi siempre toma el disfraz de ésta."


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1 de enero de 2011

La década prodigiosa


Cada vez que una etapa se presenta ante nosotros y nos exige que la inauguremos bien podríamos hacer un amplio muestrario de actitudes ante este hecho. La primera es la asertiva. Es típica de los que se encontraban en una situación buena o muy buena en el momento de "empezar a caminar...". La segunda es la apocalíptica: todo irá a peor, la crisis se extiende cada vez más, cualquier tiempo pasado nos parece mejor, uuuhh.. Y la tercera es la geriátrica: ¡Pacooo! ¡Tira el calendario! Aunque la hayamos bautizado con ese nombre no significa que sólamente sirva para los sexagenarios, nada de eso. Todos los zoombies mediocres quinceañeros también van incluídos valentosos en este pack.

El 2010 es historia y hay que aceptarlo. Ahora se abre el 2011 y ya hay en el mundo noticias buenas y malas. Se han ahogado marineros en el Mar Amarillo, una explosión en la capital de Niger con sus muertos correspondientes y por otro lado España cierra el año siendo la gran campeona en infinitud de disciplinas deportivas y baja la calidad de nuestros estudiantes. Alguna buena tendrá que haber pero ahora mismo no la encuentro.

Ya, ya sé que es demasiado pronto y temprano para desalentarnos. Con este ánimo no empiezo yo el año, ni celebro mi santo, ni nada... Pero tan sólo desearos que esto que empieza sea una fiesta continua de besos, que el amor es una pomada que no lleva receta pero sí posología. ¡Y ahora que lo pienso! El año que viene según los Mayas estaremos abrasados a estas alturas. Por eso si éste es nuestro último año de vida en La Tierra que sea en beso. Es justo y necesario.

Y ahora a dormir. ¡Buenos días!


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